Presentación!

Somos 5 estudiantes de Psicología de la Universidad de Chile y este blog se crea dentro del curso de Inclusión Educativa y Atención a la Diversidad.
Acá compartiremos reseñas de textos y publicaciones, noticias relevantes y cualquier otro elemento que sea un aporte a una discusión crítica sobre la forma de pensar y practicar la inclusión educativa hoy en día. Específicamente, queremos centrarnos en los actores sociales de la educación y en cómo éstos son parte de este proceso de inclusión.
Dentro de esta mirada a los actores sociales, es que hemos querido invitar a un docente amigo, Harry, a que participe con columnas de opinión acerca de la actualidad de la educación y sobre todo invitándolo a pensar la inclusión educativa.
En el costado derecho podrán encontrar más información acerca de cada una de nosotras, además, de enlaces de los otros blogs amigos del ramo y revistas especializadas en el tema.
Para una navegación más fácil, acá abajo encontrarán tres etiquetas: Entradas personales, que son los recursos que cada una de nosotros ha querido compartir y comentar; Harry, que son las columnas de nuestro docente invitado; y Textos, que corresponden a las fichas de lectura.


Saludos a todos!

Monday, September 1, 2014

La entrada en el significado

Bruner, J. (1990). Actos de significado. Más allá de la revolución cognitiva. Barcelona: Gedisa. Capítulo 3: la entrada en el significado (pp.81-108).

En este capítulo, Bruner revisa algunos planteamientos de cómo los seres humanos logran adquirir el poder de narración, vale decir, de reconocer lo culturalmente adecuado y de, además, incorporar en una narración aquello que se presenta como desviación; este logro implica entrar en el significado y aprender a dar sentido narrativo al mundo circundante. También propone que esta habilidad es social y da estabilidad en la vida social.
En primer lugar, el autor establece que el significado simbólico depende de la capacidad para internalizar el lenguaje, que contiene un sistema de signos regulado por ciertas normas, y usarlo para representarse el mundo a través de él. Dicho esto, menciona tres grandes ideas acerca de la adquisición del lenguaje: 1) el lenguaje se adquiere usándolo, es decir, para adquirir el lenguaje es necesario no sólo estar expuesto a él, sino usarlo mientras se "hace" algo; 2) hay funciones o intenciones comunicativas establecidas con anterioridad a la adquisición del lenguaje formal, como indicar, pedir, despistar y etiquetar; y 3) la adquisición del lenguaje es sensible al contexto, por lo tanto, al darse cuenta de éste, la persona adquiere tanto el léxico como los aspectos gramaticales adecuados del lenguaje.
En relación con estas tres ideas, Bruner propone enfocarse en la función y en la "captación del contexto" para abordar el tema de la predisposición humana para el lenguaje. En este sentido, plantea que las reglas sintácticas de éste, sólo se pueden aprender instrumentalmente, es decir, usando el lenguaje como un instrumento para alcanzar determinados objetivos y funciones operativas. Este enfoque implica pensar que la "disposición prelingüística para el significado" es selectiva, esto es, habrían significados culturalmente relevantes que existen primitivamente como representaciones protolingüísticas del mundo y que buscaríamos de modo activo.
Esta disposición prelingüística sería maleable y correspondería a un conjunto de predisposiciones para una construcción determinada del mundo social, a la cual responderíamos adecuadamente con nuestras acciones. Bruner plantea que, una vez que el niño domine, a través de la interacción, las referencias asociadas a estas formas prelingüísticas, podrá avanzar hacia la adquisición del lenguaje propiamente tal. Sin embargo, esto no significa que haya una relación de continuidad formal entre ambos momentos.
Posteriormente, el autor sostiene que una de las formas más recurrentes y poderosas de discurso es la narración, entendiéndola incluso como lo que guía el orden de prioridad con que un niño domina formas lingüísticas, por lo tanto, la estructura narrativa estaría presente en la práctica de la interacción social incluso antes de adquirir su expresión lingüística.
La narración tendría cuatro requisitos, el primero de ellos es que las personas y sus acciones controlan la atención y el interés del niño; el segundo es la existencia de una temprana predisposición a poner la atención en lo insólito, vale decir, a resaltar lo inusual y dejar de marcar lo usual o habitual; el tercer requisito es que haya linealidad y que se mantenga una secuencia típica de sujeto-verbo-objeto; y el cuarto es la existencia de una voz que narra, de una "perspectiva".
Sumado a la disposición protolingüística para la organización del discurso narrativo, la cultura entrega al niño poderes narrativos nuevos, debido al conjunto de herramientas que tiene y a las tradiciones de interpretar y contar en las que el niño empieza a participar prontamente. En este sentido, el involucramiento del niño en la narración le permite vivir en una cultura.
Posteriormente, el autor desarrolla la idea de que la comprensión social del niño comienza desde la praxis, en un contexto determinado en que él es protagonista: el niño capta el "drama" familiar cotidiano en la praxis, y con prontitud se da cuenta que lo que hace dentro de éste se ve fuertemente afectado por la forma en que se narra o cuenta lo que se hace. Para que esta narración sea convincente, es necesario que domine las formas canónicas y que las acciones que cuenta parezcan una prolongación de lo canónico: narrar se convierte, entonces, en un acto expositivo y retórico al mismo tiempo.
Dicho todo esto, el autor plantea que el punto de vista que ha propuesto es interpretativo, vale decir, para lograr la coherencia en una cultura, debe haber procedimientos interpretativos que permitan juzgar la diversidad de construcciones de la realidad presentes en la sociedad. En este caso, la capacidad de narrar se constituiría como uno de los medios principales de mantención de la paz, en la medida en que busca explicar y hacer comprensible aquello que sucede. Esto es, para pertenecer a una cultura es necesario estar ligado a un conjunto de historias o narraciones interconectadas -aunque no haya consenso-, que sienten las bases interpretativas, distinguiendo lo ordinario y lo excepcional, lo canónico y lo divergente de la vida.

En definitiva, el autor dice que la capacidad de narrar, de contar historias, es un instrumento que domina gran parte de la vida de una cultura, y que permite dar significado y sobreponerse a los conflictos y contradicciones de la vida en sociedad.

Comentario: La entrada al significado, como Bruner la plantea, nos permite pensar la adquisición del lenguaje y la participación dentro de la cultura como un proceso dinámico, en el cual la interacción con otros es necesaria. Desde este planteamiento, podemos pensar la educación como una "entrada a significados", que si bien están dados por la cultura, son aprendidos en la medida en que las propias narraciones acerca de lo que se está aprendiendo, se incorporan al corpus ya existente de narraciones. Esto es, el aprendizaje de los significados dados por la cultura pasa por la posibilidad de hablarlos; esta idea sirve de insumo para conceptualizar la inclusión como la incorporación de estas narraciones diversas al corpus ya existente de narraciones.

"...nuestra capacidad para contar nuestras experiencias en forma de narración no es sólo un juego de niños, sino también un instrumento para proporcionar significado que domina gran parte de la vida en una cultura" (p.98)

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